Pongamos un ejemplo: Hace un día precioso, estás en el establo y quieres dar un paseo con tu caballo. Entras en el prado, le pones el ronzal y empiezas a andar mientras notas inmediatamente que tu caballo no se mueve ni un centímetro. Se queda parado y te mira. Lo intentas de nuevo con algunas palabras de motivación y tirando de la cuerda. Pero nada. Empiezas a enfadarte. ¿Por qué no se mueve?
Es probable que la mayoría de la gente de a caballo se haya encontrado alguna vez en esta situación y pueda identificarse con la persona de la pequeña historia.
Hay diferentes finales posibles:
1. Lo intentas de nuevo, esta vez un poco más duro. Golpeas el vientre de tu caballo, tiras de la cuerda, levantas la voz. Finalmente, empieza a moverse y te sigue. Le das unas palmaditas en el cuello y le alabas. "Sólo tenía que enseñarle quién manda", piensas.
2. Sueltas la cuerda, abres el ronzal y lo sueltas. ¿Cómo? La mayoría de la gente de caballos ni siquiera pensaría en esta opción. "¡Ahora sabe que siempre puede librarse del adiestramiento!", "¡Ha hecho su voluntad y ya no te respetará!", son probablemente los primeros pensamientos en la cabeza de una persona que ha aprendido que el caballo tiene que obedecerle.
Pero te prometo que tu caballo no empezará a patearte o morderte sólo porque respetes sus límites y su opinión. Por supuesto, hay múltiples situaciones en las que la libre elección no es posible o es demasiado peligrosa para el caballo y el ser humano, pero ahora quiero hablar del 95% de las situaciones en las que es posible escuchar a tu caballo.
Nosotros decidimos todo en la vida de nuestro caballo: Decidimos dónde vive, qué comida recibe, quiénes son sus compañeros de manada, cuándo y qué hacer, incluso elegimos cuándo se quedan preñadas las yeguas y la mayoría de las veces hasta les decimos cómo tienen que comportarse. ¿No deberíamos darles al menos autonomía para decir no a ciertas actividades?
Piensa en ello: El dicho "Mi caballo no volverá a hacer algo si ahora le dejo decir que no" implica que tu caballo no está disfrutando de las actividades que realizas. Así que piensa en cómo puedes cambiar algo para que tu caballo quiera acompañarte. Sólo cuando tu caballo puede decir que no, puede decir sinceramente que sí. Y tener un caballo motivado que participa en
y se divierte es la mejor sensación que existe. Al final, eso es todo lo que queremos, ¿no?
Por desgracia, el mundo de los caballos nos ha hecho creer que no pueden elegir y que hay que obligarles a hacer lo que nosotros queremos. Pero, ¿es realmente gratificante si la alegría es unilateral?
Tu caballo puede tener muchas razones para no querer acompañarte:
- Está dormitando
- Hace mucho tiempo que no va al prado y su sistema nervioso le dice que tiene que quedarse con la comida
- Está interactuando con un amigo
- Tiene una lesión
- Está cansado
- Hay un caballo nuevo en la manada
- La manada está nerviosa y no quiere dejarlos (lo cual es perfectamente normal en un animal de manada)
- No confía en ti o
- Simplemente no está de humor.
A menudo nos dirigimos al establo con un plan. Queremos trabajar en una nueva lección o hemos estado deseando dar un agradable paseo vespertino con nuestro caballo después de un largo día de oficina.
Así que puede ser bastante decepcionante darse cuenta de que ni siquiera piensa en unirse a nosotros, sino en quedarse con su manada y su comida. A menudo nos lo tomamos como algo personal, pero si profundizamos un poco más en la naturaleza del caballo, nos damos cuenta de que la manada significa seguridad para él.
Abandonar su rebaño en la naturaleza es muy peligroso. El segundo recurso más importante es la comida. Los caballos comen 16 horas al día en la naturaleza y, especialmente en otoño/invierno, su prioridad es comer para sobrevivir. No es normal que un caballo abandone voluntariamente su manada. Hay muchas maneras de trabajar en ello, pero por ahora quiero concienciar de lo que significa para el caballo.
También debemos honrar que nos permitan sentarnos a sus lomos dejándoles decir que no si no quieren. Para conseguir un no auténtico es importante no castigar al caballo si se niega a hacer algo. Cuando el caballo sabe que resistirse tendrá un resultado negativo (no sólo el castigo, sino también la decepción = los caballos son muy sensibles y pueden sentir nuestras emociones) se manipula su autonomía.
Los caballos siempre intentarán evitar las consecuencias negativas, por eso la presión funciona tan bien en el mundo de los caballos. Personalmente, no quiero que los caballos me eviten constantemente a mí y a mis acciones. Quiero que se sientan cómodos.
Especialmente si trabajas con caballos de rescate cuyas voces fueron apagadas en el pasado, es más que importante darles su libertad y su derecho a decir que no. Puede llevar mucho tiempo y esfuerzo conseguir que un caballo que ha tenido malas experiencias con humanos confíe en ti. La base de una amistad de confianza es que el caballo sepa que puede trazar una línea sobre hasta dónde está dispuesto a interactuar contigo y que tú respetes esa línea. ¿Por qué va a respetar el caballo tus límites si tú no respetas los suyos?
Siempre es útil reflexionar sobre cómo manejas a tu caballo, aunque seas un profesional.
A modo de impulso: ¿Cuándo fue la última vez que su caballo le mostró signos de rechazo que usted ignoró?
¿Cómo se sintió?
¿Y cómo cree que se sintió su caballo?
"Nosotros decidimos todo en la vida de nuestro caballo: Decidimos dónde vive, qué comida recibe, quiénes son sus compañeros de manada, cuándo y qué hacer, incluso elegimos cuándo se quedan preñadas las yeguas y la mayoría de las veces hasta les decimos cómo tienen que comportarse. Así que ¿no deberíamos darles al menos autonomía para decir no a ciertas actividades?".
Muchas gracias por la increíble entrada del blog Emily.
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