Esta bola de pelusa gigante ha estado en la finca casi desde el principio. Con sus ojos saltones y su actitud asesina, es el dueño de todo en la cocina y todos los animales se inclinan ante él. Tuvo un duro comienzo en la vida pero no dejó que eso le detuviera y disfruta cada minuto de la vida en la finca.
Después de pasar 9 meses en otro santuario esperando ser adoptado, desafortunadamente nadie quería a Rumpel porque es bizco (¡lo que nos parece parte de su encanto!). Lo trajimos aquí para darle la oportunidad de ser un gato libre en la finca. Normalmente se le puede encontrar echando siestas en varias cestas y bandejas, en las que no cabe, y defendiendo su reino de los intrusos.